La farmacia mental: Por qué es tan impreciso decir que algo es "psicológico"
- Juan Pablo Kovacevich
- 6 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Es habitual escuchar en toda clase de ámbitos que tal cosa es "psicológica". No sólo en el lunfardo del día a día, o en la charla de colectivo, sino también en las más encumbradas instituciones de salud.
Frases tales como: "tu dolor es psicológico", o "tu trastorno digestivo es de la cabeza", solidifica una idea errónea y confusa: que lo mental es inmaterial, virtual, fabricado sólo de impresiones y pensamientos, mientras que lo físico es tangible, palpable, hecho de átomos y moléculas.
Lo cierto es que, hasta donde sabemos, no existe tal división. Ya sea que un evento tenga su punto de partida en el cuerpo o en un proceso mental, ambos se amalgamarán inexorablemente, convirtiéndose en un elemento compuesto por ambas "materias".
Tal es así, que una desregulación de la microbiota del intestino, producirá un impacto en nuestro cerebro, y por ende en nuestro ánimo y esfera cognitiva, a través del puente en común: el nervio vago!
Podemos sentirnos irritados, ansiosos, molestos simplemente porque nuestro organismo percibe un déficit o exceso de ciertos elementos... Del mismo modo, una noticia que leemos o escuchamos, podría disparar un proceso mental que, a través del hipotálamo, hipófisis y glándula adrenal, se convertirá en una cascada de reacciones físicas propias de la activación autonómica, dando lugar, por ejemplo, a sentir dolor de panza, digestión difícil y, por qué no, urgencia por ir al baño.
A donde quiero llegar con esto? Si algo externo te pone feliz, tu cerebro enviará un mensaje compuesto por neurotansmisores al resto del organismo, y éste reaccionará en forma coherente. A su vez, si consumís alguna sustancia que actúe sobre estos neurotransmisors, seguramente ésta afectará de igual modo tu estado anímico.
Mente y cuerpo se dividen sólo en forma artificial para poder ser estudiados, pero no están separados en la realidad. Todo el tiempo se están influyendo e interactuando recíprocamente.
Nuestro cerebro es una verdadera farmacia, y atesora toda suerte de sustancias capaces de lograr un sin fin de cosas en nuestro cuerpo; tanto positivas como negativas.
Aprender a trabajar con nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestras emociones es de vital importancia tanto para el auto-conocimiento y auto-desarrollo, como para gozar de una salud integral y de calidad de vida.
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