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La moto y el estrés


Con frecuencia me encuentro comentándole a amigos, e incluso a pacientes, las virtudes de andar en motocicleta.

Pero no lo hago sólo como apasionado por las dos ruedas, sino también como psicólogo que hace 13 años que se especializa en el tratamiento de trastornos de ansiedad, trauma, manejo del estrés y bienestar.

Andar en moto es una experiencia inmersiva en pleno derecho. Nos exige prestar atención plena a múltiples factores: equilibrio, coordinación, velocidad de reacción ante claves visuales y auditivas y, por sobre todo, foco total en el momento presente. Todas actividades que, como investigó el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, permiten alcanzar ese maravilloso “estado de flujo”, o “flow” en inglés.

Sentir el viento en la cara, el aroma de los diversos árboles y flores, la riqueza sensorial del entorno, la conexión con la máquina, que responde a cada uno de nuestros movimientos como si estuviésemos inmersos en una danza, la sensación de velocidad y desplazamiento, conjugan las razones por las cuales la motocicleta es mucho más que un mero medio de transporte.

Un estudio realizado por el Instituto Semel de Neurociencia y Comportamiento Humano de la Universidad de California, observó una reducción del 25% en los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en participantes que condujeron durante apenas 20 minutos. Esto se explica, en parte, porque conducir una motocicleta, en forma responsable, implica focalizar nuestra atención completamente en el momento presente; integrar diversas experiencias sensoriales; dejar a un costado preocupaciones y pensamientos intrusivos para avenirnos a la tarea en cuestión.

Un elemento no menor tiene que ver con el aspecto social. Es común entre conductores de motos el deseo de formar grupos, salir en conjunto, compartir momentos, viajes y experiencias.

Por todo esto, y a pesar de los comentarios apocalípticos que con frecuencia recibo, avalo con mi experiencia personal y profesional los beneficios que andar en motocicleta puede reportar, siempre que se lo haga con prudencia, responsabilidad y criterio.

 
 
 

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Lic. Juan Pablo Kovacevich

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